entre sostener una mano y encadenar un alma.
Y uno aprende que el amor no significa recostarse
Y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender
que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
Y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos.
Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes...
Y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad
Y después de un tiempo aprende que, si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de esperar que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente
puede aguantar,
que uno realmente es fuerte
Y con cada adiós, uno aprende.
escrit per Martona a les 18:52 | Permalink | 4 comentaris
a les 10/15/2004 10:40:00 a. m., Pableras va dir:
a les 10/18/2004 10:43:00 a. m., Cínik va dir:
a les 10/18/2004 03:06:00 p. m., Martona va dir:
ohhh, meri!
no era la meva intenció que us posessiu melancòlics ( o si...)
avui m'he començat a llegir "vora el riu Piedra em vaig asseure a plorar" d'en Coelho i això si que fa posar melancòlic... estic entrant en crisi, necessito un bungalow urgentment, amb molt vinet i compartir-ho amb tots vosaltres!!
a les 10/18/2004 04:14:00 p. m., Pableras va dir:
yo becesito uba culdiba o un fdenadol o algo que me quite estos bocos. y quiero que vuelva el verano (o el otoño clemente) y las oscuras golondrinas a tu balcón. y un bungaloquesea estaría bien, pero me conformo con una estufa catalítica y un zumito de limón calentito con miel. un abrazo. El río Piedra no pasa por Calatayud.
con cada adiós uno aprende